21. EL PASTOR DEL SER

Después de Inmanuel Kant, que afirmaba que a lo incognoscible mediante la razón, se podía llegar a través del sentimiento, y de Edmund Husserl, que centró toda su filosofía en la capacidad de observar las cosas desde la atención plena, es decir, en ausencia total de juicio; la Metafísica como ciencia o forma intelectual de conocimiento, parecía tambalearse.


El golpe de gracia se lo dio una corriente de pensamiento llamada Existencialismo, menos preocupada por definir al Ser, que por aquél que podía hablar del Ser, es decir, el ser humano. Sus dos exponentes principales fueron el alemán Martin Heiddegger y el francés Jean Paul Sartre.


Heiddegger elaboró una filosofía muy concienzuda durante años, pero en su obra final, afirmó algo que sólo pude comprender mucho más tarde plenamente: "El Ser Humano es el pastor del Ser". No se refería exactamente a un pastor que conduce a sus ovejas, sino más bien que las cuida, acompaña o que vive para ellas. Lo que, en suma, quería decir este autor es que el humano es PARA el Ser: puede darse cuenta de Él, puede hablar de Él; pero es Él quien se manifiesta a través del ser humano. 


Con esta afirmación regresaba a lo que ya he contado sobre Hegel o Nietzsche: que las personas son sólo una parte, aunque consciente, de un entramado universal, total, que sigue su propio ritmo y existencia, y en el que el ser humano ni pincha, ni corta; sólo puede ser testigo de ese movimiento. 


Pero Heiddegger fue aún más lejos. Alentado por esa grandeza inabarcable del Ser, afirmó que la Filosofía no tenía nada más que decir, y que la única forma de describirlo era a través de la literatura y sus metáforas. Resumiendo, estaba más cerca de Dios la poesía que la Filosofía.


Por su parte, Jean Paul Sartre ya se había introducido en la literatura, convencido también de que el lenguaje de ficción o metafórico puede expresar mucho más del Ser que el pensamiento cognoscitivo.


En su novela "La náusea", cuenta las experiencias del protagonista, Antoine Roquentin, en sus encuentros con el Ser: algo que es inconcebible, inconceptuable, impensable o incognoscible, pero que está, que es, más allá de la capacidad de elaboración mental del ser humano. 


Recuerdo leer esa novela muy despacio, tratando de entrar en las vivencias que su personaje tenía en forma de trance; tratando de traer a mí sensaciones de lo que es, sin pensamiento alguno por medio. Buscaba esa disolución en algo que está más allá de la mente: una urdimbre global a la que uno pertenece sin distinción.

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