6. LA VIDA SIGUE

Justo a la edad de veinte años tuve mi siguiente experiencia. Pero esta vez no probé sustancia alguna. Lo que ocurrió fue el suceso más impactante y el más doloroso de mi vida.


Era de noche, me hallaba en una habitación de hospital acompañando a mi madre. Estaba ella en un momento muy difícil. Después de diez años de una enfermedad que la medicina alopática no podía curar, donde los tres últimos habían sido de hospitalización casi constante; se encontraba en un estado crítico de degradación física, a lo que se añadían dolores cada vez más insoportables.


Esa noche llamé a las enfermeras para que le suministraran más sedantes de los habituales. Recuerdo que me enfadé al ver a mi madre sufriendo tanto y mi petición fue casi una exigencia.


Tras inyectarle en la vía permanente que tenía abierta en vena, una dosis química extra, mi madre se calmó y se durmió, reclinada en la cama. 


Yo estaba sentada a sus pies cuando, de pronto, abrió los ojos de par en par, pronunció un nombre y un velo negro enturbió su mirada. Sus pupilas dilatadas dejaron entrever la muerte.


Falleció tres días después, pero aquel fue el último signo del brillo de su conciencia. Durante ese tiempo había un cuerpo, pero mi madre ya no estaba. No estaba su amor, no estaba su ternura, no estaban sus risas ni sus temores. Se hundió en un lugar desconocido en el que todavía su cuerpo sufría; pero la persona, los recuerdos, las palabras, no existían.


Cuando lo comprendí me alcé de la silla y miré por los ventanales que daban a la autopista. Los coches pasaban en ambas direcciones de arriba a abajo y de abajo a arriba, con sus luces encendidas. En cada uno había personas, con sus vidas, sus trayectos, sus quehaceres. Y el cuerpo inconsciente de mi madre yacía en silencio sobre la cama.


Como si de una película se tratara, por un instante pude verlo todo desde afuera. Yo estaba ahí, mi cuerpo también estaba, pero en la oscuridad de la noche era como si flotara y fuera una espectadora ante una gran pantalla.


El título de la película era "Ahí está la vida, ahí está la muerte. Todo rueda". Pero por aquel entonces ni siquiera podía ponerle palabras.

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