16. EL OJO DE DIOS

El siguiente filósofo que estudié en profundidad durante las oposiciones a Enseñanza Secundaria fue Georg Wilhelm Friedrich Hegel. La pasión que sentí por su pensamiento más la complejidad que entrañaba, hizo que le dedicara meses de investigación. Su obra principal de juventud, "Fenomenología del Espíritu" del año 1.807, es un compendio de ontología o conocimiento sobre el Ser nunca visto hasta entonces.


La diferencia entre la metafísica de Hegel y la de todos los filósofos anteriores es que aquellos decían cómo era el Ser (la totalidad de las cosas) de forma estática: el mundo, el universo o la realidad son de tal modo y sus partes se relacionan de tal otro modo. Pero este pensador alemán encontró una fórmula por la cual pretendía explicar su movimiento, es decir, cómo se crea o evoluciona la realidad.


Para Hegel, igual que para Aristóteles, alfa y omega, principio y fin, son la misma cosa: una semilla y el árbol que de ella nace son lo mismo. Pero el filósofo alemán introduce una novedad: sólo con la muerte de la semilla se hace posible el nacimiento del árbol. 


En términos generales, su movimiento evolutivo distingue tres fases: lo uno, lo otro y la síntesis. De la tensión o diálogo entre dos opuestos surge lo nuevo que integra a ambos. En el caso de los seres naturales: vida, muerte y renacimiento. 


Con esta herramienta que llamó "dialéctica", describió a su modo el desarrollo global del Ser, incluyendo tanto la evolución natural como la historia humana; y ello cincuenta años antes de que Darwin escribiera "El origen de las especies" o Marx expusiera su propia teoría de la evolución histórica.


Ahora bien, la teoría evolutiva de Hegel no era sólo eso. Existe una lógica en la evolución de las cosas y esta lógica sólo es posible si existe una inteligencia. No puede haber lógica en las cosas de forma puramente azarosa. Sin embargo, el Dios teológico, inteligencia creadora que mira el mundo desde afuera, no tenía cabida en su pensamiento.


El Ser es Absoluto, lo incluye todo, también la inteligencia o la conciencia. Toda separación es interna y en su diálogo se genera un nuevo desarrollo de lo mismo. 


El "Espíritu", su concepto más cercano a un dios monoteísta, se articula a partir de la dialéctica entre lo uno, la "Idea" o el pensamiento abstracto total, y lo otro, la "Naturaleza" o realización concreta total. El Dios de Hegel es, por tanto, un organismo universal en desarrollo, vivo y autoconsciente.

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